Con todos los cambios en cómo y dónde trabajamos hoy, es de extrañar que muchas de las oficinas actuales no están en sincronía con las necesidades de las personas y las actividades que ellas realizan.
La ergonomía va más allá de los aspectos puramente físicos. También hablamos de ergonomía cognitiva y social. Esta última se trata del estudio de las organizaciones y su gente y como hacerlas más productivas, saludables y conectadas. Entender la ergonomía social puede ayudarnos a comprender cómo el espacio afecta el comportamiento de las personas y las interacciones entre nosotros.
Las oficinas se convierten en una herramienta estratégica para hacer que las organizaciones prosperen, cuando en el diseño de sus espacios se consideran factores ergonómicos sociales como las relaciones, espacio personal (proxémica), privacidad y territorialidad. Esto conjuntamente alineado con el mobiliario y herramientas tecnológicas, conforman la clave para apoyar de manera integral las necesidades y actividades de los empleados.
Aseveró Bertie que la cultura corporativa de las organizaciones es la que establece el contexto en base al cual se planifica la ergonomía social. Esta planificación puede ayudar a reducir la cantidad de estrés y los costos asociados (estimados en 200 mil millones de dólares al año, en USA.) por pérdida de productividad, ausentismo y compensación laboral.
Los lugares de trabajo que fomentan la interacción social favoreciendo las amistades laborales cercanas, aumentan sin apenas darse cuenta la satisfacción de los empleados en un 50 por ciento. Las personas con un “mejor amigo” en el trabajo tienen siete veces más probabilidades de involucrarse en los objetivos laborales.
Un estudio internacional liderado en 2012 por Google, encontró una correlación del 81 por ciento entre colaboración e innovación. La capacidad de una persona para colaborar de manera efectiva se ve afectada en gran escala por la ergonomía social.
Resumió Van Wyk que un espacio planificado tomando en cuenta la ergonomía social es aquel que:
- Favorece la interacción social y fomenta las relaciones y conectividad de los equipos.
- Permite a las personas tener la autonomía de escoger dónde realizar mejor sus actividades laborales.
- Toman en consideración aspectos como el espacio personal y privacidad tanto para equipos como para individuos.
- Tienen un diseño que considera a las personas, el trabajo y el entorno como un todo.
En definitiva, espacios diseñados pensando en sus usuarios y en las actividades que van a realizar en ellos.
Mediante estas sesiones informativas, Koff, como Dealer Partner de Herman Miller en España, busca favorecer el proceso de evolución de los espacios de oficina de nuestro país.
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