La pandemia del coronavirus ha convertido a los hogares en oficinas improvisadas, la mayoría de las veces, sin espacios debidamente acondicionados para llevar adelante una rutina laboral de varias horas. El teletrabajo o homeoffice era una modalidad que apenas practicaba el 5% de los trabajadores asalariados en nuestro país pero que, durante los últimos tres meses de confinamiento, se ha elevado hasta el 40% de la población activa.
A falta de sillas ergonómicas, reposa pies y mesas de apoyo apropiadas, el home office comenzará pronto a pasar factura a la salud.
El dolor de espalda es uno de los males de nuestro tiempo. Un gran número de personas pasan su jornada de trabajo sentadas frente al ordenador con consecuencias como agotamiento y dolor en determinadas zonas que pueden producir inflamaciones crónicas o tendinitis.
Estos problemas son causados, principalmente, por la falta de movimiento de las piernas y los pies, y la postura que adoptamos para una intensa utilización de las manos (con el teclado y el ratón), lo que sobrecarga determinados grupos musculares de la espalda y los hombros.
Estudios demuestran que, en concreto, el dolor de lumbares afecta aproximadamente al 80% de los adultos en algún momento de su vida, siendo la mayor causa de incapacidad laboral en el mundo en menores de 50 años.
Se estima que 1 de cada 5 personas tiene un dolor lumbar que ha durado más de 3 meses. Del mismo modo en Europa, la lumbalgia es la causa más común en las bajas médicas laborales y jubilación anticipada.
El impacto económico es comparable a otras condiciones prevalentes y de alto costo, como la enfermedad cardiovascular, el cáncer, la salud mental y las enfermedades autoinmunes.
Con estos datos, parece lógico concluir que gran parte de los trabajadores sufrirán, en algún momento del “efecto secundario” del trabajo de oficina, con consecuencias de ausentismo laboral y altos costos relacionados con la baja de productividad, ya que los dolores de espalda afectan a la capacidad de concentración que puede empeorar si estos son crónicos, derivando, por ejemplo, en cansancio, irritabilidad o depresión.
Si a todo esto sumamos los problemas de ansiedad derivados del confinamiento como fuente de estrés adicional, tenemos un cuadro importante para tener en cuenta.
Son muchas las recomendaciones disponibles con las que expertos profesionales en distintas áreas, ayudamos a sobrellevar las consecuencias físicas y sicológicas.
En nuestro post Claves para crear un homeoffice eficiente hemos recogido consejos prácticos para conseguir un entorno productivo en nuestros hogares y para mitigar los efectos negativos del uso de la silla de la cocina, el comedor o el sofá y evitar dolorosas lesiones. También proponemos incorporar algunos estiramientos a la rutina diaria, durante la jornada laboral.
5 Estiramientos, sin levantarte de tu silla, que te dejarán como nuevo
El esfuerzo personal por poner en práctica los consejos, sin duda alguna es primordial, pero muchas empresas, que ya evalúan la posibilidad de adoptar políticas de teletrabajo en el futuro y cuyo bienestar de sus trabajadores ocupan un sitial destacado en sus estrategias organizacionales, están asumiendo la responsabilidad de facilitar todas las herramientas indispensables (tecnológicas o no), para trabajar en casa con garantía de máxima productividad y mínimo deterioro de la salud. Para ello incentivan el uso de sillas ergonómicas, bien sea suministrándolas directamente o con ayudas económicas para que cada uno adquiera la de su preferencia. Para cumplir con este cometido sin un gran desembolso inicial, una opción disponible es adquirir lotes de sillas ergonómicas bajo la modalidad de renting, una alternativa que Koff ofrece a sus clientes.
¿Quieres saber qué tan eficiente es tu espacio de trabajo en casa?
Responde este cuestionario (en inglés) y de forma inmediata obtendrás la puntuación. Además conocerás los tips y recomendaciones, respaldadas por décadas de experiencia e investigación en ergonomía, para mejorarlo y hacerlo más saludable.